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Vendedores ambulantes: sueños de legalidad

Los vendedores informales que trabajan en las calles de Bogotá han sido un problema para la capital por las repercusiones económicas y la ocupación del espacio público. El gobierno distrital ha planteado distintas soluciones para su reubicación, pero no todos las aceptan. 

CAUSAS Y REPERCUSIONES

¡Bogotá informal!

Hay 49, 771 vendedores que viven en la informalidad en Bogotá, pero esta tiene sus causas y consecuencias en la capital. 

Por Nicole Guzmán

Sus ojos delatan los duros golpes que la vida le dio. Félix Palacios cuenta que tiene solo quinto de primaria y es mecánico automotríz, pero no ejerce su oficio porque a los 58 años de edad se le cierran las puertas para las oportunidades laborales.

 

Hijo de dos vendedores ambulantes, decidió asumir también este trabajo cuando se dio cuenta de lo difícil que era que lo contrataran. Ahora, los viernes y sábados vende perros calientes y hamburguesas desde las siete de la noche hasta las cinco de la mañana en la carrera 15 con calle 75 en el barrio Chapinero. “Montar un taller de mecánica cuesta 100 millones de pesos y no los tengo, entonces prefiero seguir en la calle que aparte de generarme recursos me gusta y me permite ayudar a la gente”, dice. 

 

Por cosas del destino, desde hace 18 años, Félix es el vocero de los vendedores ambulantes de Bogotá, Bucaramanga y Cúcuta, donde ha liderado procesos de reubicación y se ha convertido en el representante de esta comunidad ante las autoridades. 

 

Fotografía: Nicole Guzmán

Félix Palacios es el vocero de los vendedores ambulantes ante el Ipes y defiende la idea de que los vendedores ambulantes sí aportan a la economía del país.

Él es la voz de algunas de esas 49.771 personas que, según cifras del Registro Individual de Vendedores Informales en Bogotá,  se desempeñan como como vendedores ambulantes.

Las localidades que tienen más concentración de vendedores ambulantes son: Santa Fe con 9.745 vendedores informales, le sigue Kennedy con 4.315 y San Cristobal con 3.475 y las localidades que cuentan con menos concentración de vendedores ambulantes son Sumapáz con 19 vendedores informales, Usaquén con 606 y Barrios Unidos con 752. Además 3.313 vendedores son de localidad metropolitana no definida 

Mapa realizado por Nicole Guzmán

¿De dónde viene la informalidad?

Vendedores ambulantes como Felix siempre han sido un problema para el país por la ocupación del espacio público y las repercusiones que tiene la informalidad laboral en la  economía, pero lastimosamente, es la única salida que estas personas tienen para generar ingresos.  “Es la última oportunidad que un ser humano tiene para subsistir, sacar adelante a su familia y no convertirse en delincuente”, dijo el vendedor ambulante.   

 

El trabajo informal ha venido creciendo y tiene sus raíces en diferentes problemas. “La baja generación de empleos es una de las causas de la actividad informal, es decir que no hay suficiente crecimiento económico en la ciudad para que las personas puedan ser empleadas”, explicó Oscar Guzmán, experto en inclusión financiera y microfinanzas rurales, del Instituto Boulder de Microfinanzas.

Según un informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, la tasa de desempleo de 2018 ha crecido con respecto a años pasados:

Tasa de desempleo de Bogotá en los últimos tres años

Infografría: Nicole Guzmán, con datos del Dane.

“Si la taza de desempleo sigue creciendo va a surgir mucha más presión en las personas para conseguir trabajo, por este motivo acudirán a la informalidad además que esta requiere una baja inversión”, añade el experto. 

 

Esto le sucedió a Kevin Romaña, un caleño que vende mentas en la ciudad de Bogotá. Acabó de prestar servicio militar y como no logró conseguir un trabajo formal ahora se dedica a ser vendedor ambulante. “Trabajo de vendedor hace tres meses porque no he conseguido empleo. Gracias a Dios estas mentas han servido para sostenerme y así me gano la vida”, contó el vendedor.

 

En un informe trimestral del DANE se presentó la informalidad del país tomando como muestra 23 ciudades. 

Mapa: Nicole Guzmán, con datos del Dane.

“Que la cultura de la informalidad impere hace muy difícil que ese porcentaje de economía informal se supere. A nivel general, superar la economía informal implicaría tener un salto económico de un porcentaje de la población muy alto. En el caso de Colombia ha reducido sus estadísticas de pobreza de un 48% a un 29% en los últimos diez años”,  explicó Catherine Pereira, experta en economía y finanzas internacionales de la Universidad de La Sabana. 

 

Sin embargo, la falta de oportunidades laborales no es la única causa de la informalidad. “Otro tema es que un segmento de la población no se prepara para tener un empleo formal y decide tener negocios informales. La falta de educación obliga a las personas a acudir a este tipo de actividad”, contó Guzmán. 

 

Felix Palacios no tiene ningún título, esta fue una de las causas por las cuales  decidió realizar su actividad laboral en la calle. “Le pido al gobierno y al que va a llegar, que la educación para los hijos de los vendedores ambulantes sea prioritaria para que ellos no vengan a ocupar el espacio público como lo he hecho yo”, comentó el vendedor ambulante. 

Cifras de analfabetismo en Colombia. Dane

Fotografía: Juliana Restrepo

Bogotá tiene un traje informal

 

La capital está llena de vendedores ambulantes que se encuentran ubicados en los puentes peatonales, autopistas, andenes o en los Transmilenios buscando alguna persona que compre sus productos para que puedan seguir manteniendo su pequeño negocio. Sin embargo, el empleo informal tiene un impacto en Bogotá. 

 

“La economía informal no esta regulada por los canales normales de consumo que se ven reflejados en sistemas de facturación, sistemas de pago de impuestos. Los vendedores hacen uso del espacio público y no se conoce el origen de sus mercancías para la venta ambulante”, comentó la economista de la Universidad de La Sabana.

 

Es por este motivo que existen cuatro efectos negativos de la economía informal en Bogotá. El primero es la baja en la recaudación de los impuestos porque genera menos ingresos al Estado. 

 

“No podemos ver con facilidad la economía informal, por lo tanto todos aquellos vienes públicos que se nutren de los impuestos que pagamos los colombianos tienen menores fondos. Al tener menores fondos hay menos obras públicas, menos hospitales, colegios, puentes, carreteras y eso afecta el nivel de vienes públicos que mejora la vida de los ciudadanos del pais”, explicó la economista. 

Además de la falta de educación, hoy en día es más notorio, por el conflito que existe en la frontera con el vecino país Venezuela, que otra de las raíces de la informalidad es la migración. “En la frontera de Colombia con Venezuela podemos ver que hay una afectación económica y social en el país, ya que esto impacta las fuentes de trabajo, las fuentes de negocio y fomenta la informalidad”, explicó el experto en microfinanzas. 

 

Según cifras de Migración Colombia del primer registro de migrantes de Venezuela, hay contabilizadas 106.476 familias  en el país. 

Este es el caso de Moisés Finol. “Vine a Colombia a empezar de cero”, dijo el venezolano. Él es un vendedor informal de encendedores en Bogotá. Llegó a la capital con su maleta por la alta inflación que hay en su país y la corrupción. “Yo era soldado, estaba en la frontera y me querían obligar a pasar los contrabandos de comida. Yo no puedo porque soy cristiano ”, contó. 

 

Por otra parte, la migración no solo incrementa la informalidad sino que también los colombianos tienen competencia en el mercado laboral. “Cuando hay una empresa que no exige formalidad, contrata ciudadanos extranjeros, en este caso venezolanos, por una fracción de los recursos que normalmente les tocaría pagar a un colombiano”, mencionó la experta Pereira.

Consecuencias de la informalidad

Fotografía: Juliana Restrepo

Sin embargo, el que los vendedores informales no paguen impuestos tiene un porqué. “Las personas entienden que formalizarce quiere decir pagar impuestos que ellos de alguna manera por convicción, por corrupción o porque no se hacen obras creen que no lo deben pagar”, añadió la experta. 

 

El segundo efecto de la economía informal se encuentra en el sistema de salud o pensional. “Hay menos cotizantes por lo tanto hay menos recursos para hacer frente a las necesidades de las personas que se pensionan”, eplicó el experto en finanzas del Boulder de Microfinanzas. 

Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, debido al grado de informalidad en el trabajo se espera que para 2050 solo el 18,8% de los adultos de 60 años y más, tenga una pensión contributiva, dejando 12 millones de colombianos sin pensión contributiva. 

Fotografía: Juliana Restrepo

La economía informal no está regulada por los canales tradicionales, que permiten el pago de impuestos. 

Por otro lado, este tema ha sido de gran discusión entre las autoridades y los vendedores informales, quienes día a día luchan por generar ingresos en la calle. “Estas personas están usando indebidamente el espacio público por este motivo es la reacción de la administración por la recuperación de este y nosotros acatamos las órdenes que nos den”, argumentó Oscar Rivera, oficial de la policía nacional en grado de mayor. 

 

Rostros empapados de ilusiones intentan salir adelante con sus pequeños negocios informales que a penas generan ingresos para subsistir. En algunos casos, estas personas no tienen más alternativas que vivir de la actividad informal que se desarrolla en la calle, como afirma Palacios:  “A falta de oportunidades laborales me vi obligado a desempeñarme en el espacio público vendiendo algún elemento para sobrevivir y sacar adelante a mi familia”.

Venta ambulante: ¿Invasión del espacio público o derecho al trabajo? 

Aunque la venta ambulante es una alternativa de empleo para mejorar la vida de algunos, también ha traído consecuencias negativas tanto para el espacio público como para los ciudadanos.

Por Natalia Sáenz Kure

Vendedores ambulantes en el Portal Norte. 

Fotografía: Natalia Sáenz.

El cuidado y mantenimiento de los espacios públicos se ha visto afectado por diversos factores entre los cuales se encuentra la venta ambulante. “Es importante proteger el espacio público ya que es un lugar indispensable para el esparcimiento, el ocio, la interacción con el otro y la libre circulación de los ciudadanos. Es un derecho que hay que proteger. Son espacios de la ciudad y para la ciudad”, explica Leandro Reyes, arquitecto urbanista.

Para Alberto Gavona, presidente de la Junta de Acción Comunal de Villa Del Prado, los vendedores ambulantes no saben respetar el espacio público y rompen con la tranquilidad de las personas. “Están violentando el derecho de todos los ciudadanos a disfrutar de un espacio público limpio, agradable y sobre todo que cumpla con las normas de salubridad pertinentes. Por ejemplo, en el Portal del Norte la situación es indignante y deshumana para ellos y para los que vivimos en este sector”.

En el caso de los ciudadanos y residentes en los sectores con mayor concentración de vendedores informales, su mayor preocupación es la inseguridad que se crea en aquellos espacios ocupados por los vendedores ambulantes, ya que no solo se presta para camuflar a aquellos que se dedican al robo, sino que muchas veces hasta los mismos vendedores tienen una doble intención para despojar a los clientes de sus pertenencias.

Mapa: Natalia Sáenz, con datos del Dane.

Martha Jiménez, residente del barrio Villa del Prado, declara que es imposible movilizarse por las calles, en especial por el Portal del Norte, ya que las aceras se encuentran en muy mal estado y las personas son más vulnerables a ser víctimas de un atraco. “Hay mucho vendedor ambulante que aparentemente está vendiendo, pero en realidad está buscando la forma de llevarse un celular o de llevarse una billetera o de distraer a la niña para que otro pueda robar. No todos son así, pero sí se han visto muchos casos”, agrega.

Por otro lado, los trabajadores formales consideran que la venta ambulante representa una competencia desleal, ya que la mayoría de veces los ciudadanos prefieren comprarles productos a ellos por menor precio, a pesar de que no están al día con el cumplimiento de las normas.

 

“El vendedor ambulante no paga impuestos, no paga servicios, no paga administración y compite con unos mejores precios que los que puede ofrecer un vendedor en un local. Adicionalmente, el producto que ellos venden no precisamente es el mejor. Si tú compras en un local vas a tener una garantía de lo que estas comprando. Sin embargo, la gente no tiene consciencia de esto”, explica Judith Cruz, administradora del centro comercial Prado Comercial.

La trabajadora de un local en Teusaquillo, Paola Monsalve, menciona que las peleas entre los vendedoreambulantes por la ocupación del espacio público crean un ambiente de temor e inseguridad en las calles.

Paola Monsalve habla del conflicto entre vendedores formales e informales. 

El mantenimiento del espacio público es vital para mejorar la calidad de vida humana y crear sentido de pertenecía en el país. El hecho de que un espacio sea accesible y libre para todos, hace que las personas tengan mayor respeto, que valoren y cuiden no solo la infraestructura de la ciudad, sino el paisaje urbano y la creación de relaciones sociales.

La presencia de los trabajadores informales afecta al espacio público ya que, en cierta medida, constituye la contaminación auditiva y visual de la ciudad. Impiden la movilización efectiva de los ciudadanos y se presta para la realización de actividades ilícitas como la venta de drogas.

Fotografía: Natalia Sáenz.

Según Óscar Andrés Rivera Rojas, oficial de la policía nacional en el grado de mayor, a pesar de que muchas personas no tienen más alternativa que vivir del trabajo independiente en las calles, los semáforos, los andenes y hasta en los Transmilenios, esta práctica es ilegal y es necesario seguir un proceso para evitar que estas personas se apoderen del espacio público.

 

“Cuando la alcaldía da la orden de recuperar un espacio, la gente no va a desalojar voluntariamente y si lo hace, pasada la intervención policial, vuelve y ocupa el lugar. Entonces, el procedimiento policial es llegar a incautar la mercancía que tienen, hacerles un acta de incautación y poner eso a disposición del inspector de policía, que determina el destino final de estos bienes. El problema es que eso siempre va a generar choque porque nadie quiere que le decomisen su fuente de trabajo”, añade Rivera.

 

En el año 2017 se creó el nuevo Código de Policía que, según archivos de la Corte Constitucional de Colombia, establece“la prohibición de ocupar el espacio público en violación de las normas vigentes y prever sanciones pecuniarias para quien incurra en las conductas tipificadas, como también el decomiso o la destrucción de los bienes cuando se verifique que el comportamiento ha ocurrido en dos o más ocasiones”.

 

En otras palabras, el objetivo para la recuperación y cuidado del espacio público, es sancionar, desalojar y despojar de sus bienes a todo aquel que ocupe las calles sin el debido permiso de las autoridades. 

Como parte del plan de recuperación del espacio público, la alcaldía de la mano con el Instituto para la Economía Social, IPES, son los encargados de realizar programas de capacitaciones y ruedas de empleo a los vendedores ambulantes que quieren dejar de trabajar de manera informal para tener mayor estabilidad. Esto implica también, brindarles la oportunidad de ser reubicados en distintas zonas otorgándoles quioscos individuales que no solo ayudan a organizar el espacio, sino que les brinda más seguridad a ellos y sus clientes mientras laboran. 

Hay quienes opinan que la alternativa brindada por la alcaldía y por el IPES, puede llegar a ser muy efectiva, no solo porque implica una mayor seguridad para los ciudadanos y una mejora en la conservación y la movilidad por las calles bogotanas, sino porque si estas personas empiezan a trabajar de manera formal, la tasa de desempleo, que según cifras del DANE fue del 9,4% en marzo del 2018, disminuiría significativamente. 

Actualmente, según datos del Instituto para la Economía Social, hay más de tres mil vendedores informales que aceptaron formar parte de las capacitaciones y de la reubicación legal en distintos sectores del país. No obstante, las condiciones para hacer parte del plan de reubicación y ayudar a mejorar el espacio público tienen aún muchas cosas por mejorar.

Francisco Laverde lleva 15 años como vendedor independiente de artesanías colombianas. Comenta que, a pesar de hacer parte de la población reubicada, las capacitaciones que ofrece la Alcaldía no son suficientes para obtener un mejor nivel de vida. “Ya nos ofrecieron algunas alternativas como cursos de colectivismo y capacitaciones, pero con eso no es suficiente para emprender en otro lugar o tener un local propio. Lo ideal sería que toda persona que se lucre del espacio público genere un ingreso para mejorar la ciudad”.

ESPACIO PÚBLICO

Ambulando la Ley

La Alcaldía de Bogotá busca finalizar el comercio informal en la ciudad a través de la reubicación de los vendedores informales. El IPES espera tener 182 kioscos disponibles para los vendedores ambulantes que siguen en las calles. 

Por Juliana Restrepo Escandón 

Todos los días de la semana a las 6 de la tarde, en la carrera 15 con calle 75, en el barrio Chapinero, Carlos Arturo Navarrete, de 75 años, vende dulces y cigarrillos en una carpa de plástico que está casi cayéndose de lo deteriorada.  Lleva 10 años en las calles de Bogotá trabajando como vendedor ambulante. Como muchos de sus compañeros él tampoco paga arriendo por el espacio que está invadiendo. Lo que lo  hace parte de los 49.771 vendedores informales que,  según el Registro Individual de Vendedores Ambulantes en Bogotá, hay en la capital. 

Según un censo que realizó el IPES, hasta el día de hoy 7.156 personas son las que se han unido a programas que el Distrito les ofrece para salir de la informalidad y, en el mejor de los casos, conseguir una caseta para seguir vendiendo sus productos sin ocupar indebidamente el espacio público, por aproximadamente 30 mil pesos mensuales dependiendo de la zona en la que se ubique el kiosco. 

 

En lo que cuenta del 2018 son 426 kioscos, de los 608 que hay, que han sido asignados por el IPES para finalizar el comercio informal. Este plan se ha podido llevar a cabo gracias a las ayudas económicas de la Alcaldía ya que “apoya al IPES para el desarrollo de su misionalidad aportando el presupuesto anual de funcionamiento e inversión que para el año 2018 asciende a 59,263,555,000.00”, dijo Guillermo Camacho, profesional especializado en emprendimientos productivos del IPES. 

 

Además, el profesional comenta que para obtener un kiosco debe cumplir con 6 requisitos que el IPES requiere:

1. Que la persona esté registrada en el Registro Individual de Vendedores Informales en la Localidad donde se encuentra ubicado el kiosco.

2. Que no esté disfrutando de ningún tipo de pensión.

3. Que no tenga más de un bien inmueble.

4. Que no esté disfrutando de otro servicio ofrecido por el IPES.

5. Que no esté sancionado por la Personería, la contraloría o la procuraduría y que no tenga anotaciones en el certificado de policía.

6. Que no tenga cuentas pendientes con el IPES.

En el caso del señor Navarrete y su esposa, María, el IPES les ofreció el plan para que se reubicaran y pudiesen adquirir la caseta pero no tenía dinero para surtir de productos el negocio. Por esta razón muchos vendedores piden créditos y no todos los comerciantes informales cuentan con la buena suerte de conseguir ayuda bancaria. El señor Navarrete lleva 6  años queriendo formalizar su trabajo pero por su edad los bancos se abstienen de otorgarle el crédito que necesita. 

 

“Por razones tanto sociales como culturales y por falta de presencia e interés del Estado, este grupo de  economía informal difícilmente se afilia a la seguridad social o pensional,  mucho menos cumple lo tributario, lo que ocasiona que una entidad financiera no se arriesgue a otorgar crédito sin garantías reales y de otra parte, las compañías de seguros de igual manera no expiden ni otorgan pólizas que garanticen el pago del crédito”, dijo Dick Harry Ávila, subjefe de cuentas de depósito del Banco de La República. 

 

Sin el dinero que se requiere para tener la caseta y sin hacer parte de los programas del IPES, como antojitos para los mayores de 60 años, programas de formación y capacitación, ferias temporales, el señor Navarrete y sus compañeros han decidido ocupar el espacio público y no sumarse al plan de reubicación que ha logrado grandes ayudas en la capital bogotana. 

Fotografía: Juliana Restrepo

Zonas de reubicación de vendedores ambulantes en Bogotá

Mapa:  Nicole Guzmán, con datos del Dane.

En Colombia los comerciantes como el señor Navarrete son reubicados por la Policía Metropolitana de Bogotá, quienes cumplen las órdenes que vienen de la Alcaldía Mayor de Bogotá, siguiendo la ley 1801 en el artículo 140 del Código Nacional de Policía.

 

Cuando hay ocupación del espacio público la policía emprende un plan de choque para recuperar esta zona que ha sido tomada por los vendedores. El procedimiento policial es incautar los productos y ponerlos a disposición del inspector de policía, quien determina el lugar final de estos productos”, comentó Óscar Andrés Rivera Rojas, oficial de la Policía Nacional en el grado de mayor, y quien ha llevado a cabo operativos de desalojo de vendedores. 

 

Pero la mayoría de las ocasiones los vendedores ambulantes hacen caso omiso a estas advertencias de la Policía y siguen invadiendo el espacio público, esto puede ocasionar una multa tipo 1 con un costo aproximado de 98.360 mil pesos (4 salarios diarios mínimos legales vigentes). El señor Navarrete no ha recibido ninguna multa en los 6 años que lleva en las calles de Chapinero.

 

Sin embargo, a veces existen abusos por parte de la Policía cuando los vendedores pelean por quedarse en el espacio público. “Hay una persecución desmesurada por parte de la Policía Nacional en contra de los vendedores ambulantes. A un compañero le dio un infarto por un intento de desalojo”, dijo Félix Palacios, representante de los vendedores ambulantes ante el IPES.

Video cortesía Félix Palacios.

En ocasiones, la Policía ha cometido abusos de poder para desalojar a los vendedores ambulantes. 

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MEDIDAS

“Voy a organizar una demanda sobre un instructivo que tiene la policía para perseguir a los vendedores ambulantes. La lucha se está agudizando y la tenemos que agudizar una vez más con protestas, manifestaciones y demandas en la Corte Constitucional”, añadió el vocero de los vendedores ambulantes. 

Los esfuerzos por la formalización

 

Las alcaldías pasadas han hecho un arduo trabajo para formalizar el empleo de los vendedores ambulantes. Aunque hasta el día de hoy en la alcaldía de Enrique Peñalosa ha habido muchos inconvenientes frente al nuevo Código Nacional de Policía. 

Línea de tiempo: Juliana Restrepo

Algunos vendedores que han formalizado su trabajo están de acuerdo con las medidas que han tomado las autoridades. 

 

Gabriel Gonzáles de 76 años es un comerciante  que está  a favor de las decisiones de la Alcaldía. Ya lleva 40 años vendiendo antigüedades y desde que se unió al plan de reubicación se siente apoyado por la Alcaldía, ya que no volvió a tener problemas con la Policía. Para Él es justo el monto de dinero que se debe pagar mensualmente ya que tienen seguridad. 

Fotografía: Juliana Restrepo

Francisco Laverde, de 54 años, lleva 15 años vendiendo artesanías en la zona de Usaquén e hizo parte de la creación de la Asociación Mercado Artesanal Santa Bárbara de Usaquén Turística (AMASUT). Hace muy buena referencia de  la zona en la que trabaja, “Este lugar es mágico, vienen personas de todo el mundo para conocer la cultura colombiana. Nosotros los vendedores que dejamos la informalidad sabemos que en nuestro gremio hay personas drogadictas y alcohólicas, pero por eso no hay que generalizar, no todos somos así, muchos artesanos como yo quieren mantener las costumbres tradicionales de la ciudad”.

Fotografía: Juliana Restrepo

Hasta el momento los vendedores informales cuentan con varios planes que vienen apoyados por la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Policía Metropolitana de Bogotá para formalizar el comercio en las calles y hacer cumplir las normativas de convivencia ciudadana. Gladys Valero, Directora del IPES, en una entrevista con El Espectador dijo que se espera que para el 2020, al finalizar el gobierno del Alcalde Enrique Peñalosa, sean 12.000 vendedores los que salgan de la informalidad y aporten a la economía colombiana. 

Aunque el señor Laverde se encuentra en este lugar “mágico”, como él lo menciona, también quiere alzar su voz por sus compañeros y mencionarle a la Alcaldía la incertidumbre que tienen Carlos Arturo Navarrete, Gabriel Gonzáles y todos los vendedores que fueron o siguen siendo informales: “¿Nos van a volver a dejar en la calle?”.

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